CON DOS DEDOS DE FRENTE

Todos somos conscientes de los riesgos que podría ocasionar el hecho de conducir alegremente un vehículo motorizado por nuestras vías de comunicación, sin el correspondiente certificado que acredite los conocimientos necesarios para hacerlo. No puedo, ni siquiera imaginar por un momento, el caos que esta práctica podría originar, y las fatales consecuencias que de ello podrían derivarse. Para que todo fluya correctamente y poder asumir con garantías la responsabilidad de cualquier actuación que conlleva un indudable peligro para tu integridad y la del resto de los mortales, es preciso estudiar meticulosamente las normas establecidas y someterse al correspondiente examen de aptitud. A partir de este momento, y una vez acreditados los conocimientos necesarios, se obtiene el permiso expreso que te permitirá, con cierto margen de seguridad, adentrarte en aquellos berenjenales.                                                                                                                                                                                                                                    Nuestra sociedad tiene establecidos una serie de códigos de conducta normalizados, que regulan prácticamente todas las actividades que implican algún grado de riesgo para ti y para el colectivo al que perteneces, sin embargo no ocurre así en todos los casos, porque existen algunas excepciones que es necesario comentar. Hay, al menos dos importantes situaciones sin regular, a las que nuestros representantes políticos, especialistas en dejar cabos sueltos para conseguir navegar a su aire sin contratiempos, no han concedido la atención que el asunto merece  y que sería conveniente reglamentar  debidamente, para no continuar soportando las consecuencias que estas carencias producen en nuestro día a día. Como es su costumbre, cuando se trata de facilitarse la función de mando, han dejado de normalizar deliberadamente dos asuntos que favorecen y que hacen la vida más cómoda a nuestros queridos políticos electos.       

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