Investigación viaje al pasado
Un micro relato de J.M. Raskavich
Estoy en mi escritorio, delante del ordenador y tengo que comenzar este relato de alguna manera. Creo que lo más importante es justamente eso: “Comenzar” y acto seguido dejar volar mi imaginación. A partir de esa reflexión intento situarme en el escenario de esta Historia. No es fácil, porque estoy hablando de retroceder miles y miles de años para sumergirme en un mundo desconocido. No hay nada escrito sobre lo que ocurrió en aquellas épocas remotas y tengo que hacer un gran esfuerzo para que mi imaginación me lleve hasta allí…


Para ambientarme, me sitúo delante de mi colección de fósiles, mudos testigos de aquellas épocas. Desde que murieron estuvieron enterrados en la noche de los tiempos, dentro de su sarcófago de piedra, hasta que los saqué de su encierro. Al observarlos, pretendo que me iluminen para conseguir trasladarme a su mundo.
Hago un ejercicio de concentración y voy pasando páginas hacia el pasado. Al principio es fácil. Hay testimonios escritos que nos hablan de lo que aconteció y me paseo con comodidad a través de las primeras etapas, pero llega un momento en el que se apaga la luz y entro en una fase en la que es necesario forzar al máximo la imaginación para poder continuar.
Me quedo sumergido en una especie de nebulosa en donde no veo nada claro y de pronto estoy situado en una encrucijada de caminos que no se hacia donde van. Tengo que tomar una decisión y me dirijo hacia donde mi instinto me lleva.
Sigo por el camino escogido y después de mucho tiempo deambulando por esa senda, la niebla va desapareciendo lentamente y por fin todo se ilumina. De pronto me encuentro en un mundo totalmente diferente. Lo que se presenta delante de mi es fascinante.


Veo grandes espacios verdes, con enormes árboles y plantas que jamás había visto. El aire que respiro está limpio, los colores del paisaje son mucho más vivos, el agua es cristalina y el azul del cielo es espectacular. Este mundo está poblado por multitud de animales de todos los tamaños, colores y formas que ya no existen. Estoy contemplando la Naturaleza en estado puro.
Cerca de mí aparece una manada de animales inmensos que hacen temblar la tierra a su paso. Los demás se apartan y procuran evitarlos para no ser aplastados. Yo también me separo lo necesario, aunque la curiosidad puede conmigo y quiero observarlos de cerca. Son imponentes y comen hierba, por lo que me quedo más tranquilo.
Está anocheciendo y necesito encontrar un refugio para poder descansar. Me acurruco en una especie de cubil, en donde pretendo reponer fuerzas y pasar desapercibido. Desde ahí contemplo el firmamento. Está plagado de astros luminosos y da la sensación de que puedo tocarlos con la mano. Nunca vi brillar a las estrellas con tanta intensidad y me quedo absorto contemplándolas durante un tiempo, hasta que comienza a vencerme el sueño producido por el cansancio y por tantas emociones.


De pronto me siento aterrorizado, porque estoy notando en mi nuca el aliento de algún animal que me está olisqueando. No sé qué hacer, estoy tenso y me quedo inmóvil, sin apenas respirar. No debía ser su plato favorito porque después de haberme hecho un reconocimiento en profundidad, veo que se aleja, por lo que respiro aliviado. Puedo imaginar que el animal pudo haberme desestimado como cena debido a la contaminación atmosférica de la que venía impregnado, también como consecuencia de los efluvios producidos por los jabones, desodorantes, geles varios, cremas protectoras, alcohol etílico, conservantes, pesticidas y además a consecuencia de mis dosis diarias de pastillas para controlar ciertos achaques, por lo que seguramente no me identificó como algo comestible y por eso me dejó en paz, aunque debo de admitir que pasé unos momentos de verdadero pánico.
Hay una serie de animales que, por la noche aumentan su actividad, seguramente en busca de comida, por lo que es difícil conciliar el sueño. De vez en cuando, entre la oscuridad suena algún bramido espeluznante que me pone la carne de gallina. Al final, completamente vencido y con la seguridad de que nadie me va a comer, me quedo dormido hasta que me despierta el nuevo día y consigo reponer fuerzas.


Inmediatamente continúo mi camino. Observo otros animales y esos comen carne. Dan caza a otros para sobrevivir. Da la sensación de que todo funciona. Hay como una especie de orden establecido que hace que exista un equilibrio entre ellos. Existe una ley natural que consiste en “comer y no ser comidos”
Lo que más me llama la atención es que no hay Semáforos, ni Policías que puedan aporrearte, ni Políticos que puedan saquearte ni Banqueros que puedan robarte, ni señores con un crucifijo en la mano amenazándote más allá de la muerte, ni nada ni nadie que te pueda condicionar. Percibo una sensación de Libertad que nunca había sentido. Es una maravilla y quisiera quedarme; de momento, porque lo que veo a continuación me hace cambiar de opinión.


He visto salir de un bosque cercano a dos Especímenes que me parecen curiosos. No andan a cuatro patas como el resto. Van erguidos y uno de ellos lleva en sus extremidades superiores un artilugio. Al principio no acierto a entender para que sirve, pero pronto me doy cuenta.
Este animal, se dirige al otro con una especie de gruñidos guturales como si quisiera trasmitirle algo. El otro parece que no entiende nada y recibe un garrotazo, quedando tumbado en el suelo. Cuando se recupera da la sensación de que ya está entendiendo algo, aunque no todo y recibe otro estacazo. Con esto termina de entender, mientras el otro le señala con un dedo un rebaño de animales que pasta por allí cerca y veo que se dirige hacia ellos, logrando capturar un ejemplar.


El primero come hasta hartarse. El segundo se come las sobras, mientras observo que se rasca en la parte de las costillas, procurando aliviar su cuerpo dolorido por los golpes. El que señala con el dedo está gordo y lustroso y el otro no. Poco después se pierden en la inmensidad de la selva.
Estos dos Especímenes se diferencian del resto de los animales porque caminan erguidos, uno de ellos es capaz de señalar con el dedo y además lleva en la mano argumentos más que contundentes para torcer voluntades y los utiliza contra los de su propia especie.


Después de ver la escena, pienso para mis adentros: ¡YA EMPEZAMOS!, y me quedo el tiempo necesario para poder observar más cosas interesantes. Estoy adquiriendo una valiosa información de la que hablaré en su momento.
Hago marcha atrás y regreso recorriendo el mismo camino a la inversa. Vuelvo a encontrar aquella bruma. Después de un tiempo deambulando sin saber exactamente por donde, aparezco otra vez en nuestra conocida Historia. Aprovecho y voy a detenerme lo necesario en esta fase de mi viaje para comprobar si existe algún tipo de paralelismo, entre el comportamiento de aquellos dos que aparecieron en la Prehistoria y las situaciones que me voy encontrando más adelante.


Compruebo que sí, aunque los mecanismos de coacción varían a través de las diferentes etapas que voy recorriendo. Básicamente se trata de lo mismo. Lo que persiguen una serie de individuos es que el trabajo duro recaiga sobre el resto de sus congéneres, que no tienen más remedio que aceptar esta situación si no quieren que además de trabajar como unas bestias, les rompan las costillas a estacazos. Veo que, con el tiempo, la gente termina aceptando esa situación y quedan establecidos dos tipos de Humanos perfectamente diferenciados:
Unos pocos que mandan, viven sin trabajar, que además te arrean y que están bien alimentados y el resto que no tienen más remedio que obedecer y trabajar para ellos, que comen poco y mal.


Con el tiempo, los primeros van cambiando los sistemas de represión, en función de los adelantos técnicos del momento.
Necesito hacer alguna pausa en mi camino, porque el viaje resulta agotador. Mis escalas no puedo programarlas y aparezco en lugares y épocas que me llevan a situaciones inesperadas.
En una de ellas soy testigo de un entierro. Por mi natural curiosidad pregunto y me cuentan que se trata del sepelio del Maestro D. Rodrigo, (Maestre de Santiago), padre del insigne Poeta Jorge Manrique. Veo a este hombre desolado. Más tarde escribiría aquellas famosas Coplas que todo el mundo conoce y que comienzan así:
Recuerde el Alma dormida
Avive el seso y despierte,
Contemplando
Cómo se pasa la vida,
Cómo se viene la muerte
Tan callando.
Cuan presto se va el placer
Cómo después de acordado
Da dolor.
Cómo, a nuestro parecer
Cualquier tiempo pasado
Fue mejor


Y tenía toda la razón el hombre, porque he tenido constancia a través de estas experiencias, de que nuestro paso por este mundo es efímero. Trasmito mis condolencias a D. Jorge y continúo mi periplo. Yo ya conozco las famosas Coplas dedicadas a la muerte de su Padre, sin embargo él tardaría en saber que iba a publicarlas. Son situaciones que se producen en este tipo de viajes. No es fácil de entender, pero es así.
No tengo más remedio que hacer otra cita de sus versos porque, a mi manera de ver es importante:
Este mundo es el camino
Para el otro qu’es morada
Sin pesar;
Más cumple tener buen tino
Para andar esa jornada
Sin errar.
Partimos cuando nascemos
Andamos mientras vivimos
E llegamos
Al tiempo que fenecemos;
Assi que cuando morimos,
Descansamos


En estos versos nos viene a decir que nuestro paso por este mundo no es para disfrutar de los placeres que nos ofrece, sino que se convierte en el camino que debemos andar “Sin Errar”, para conseguir no echar a perder nuestra vida eterna.
Sin embargo, estoy absolutamente en desacuerdo con eso; Primero porque no creo en esa vida eterna y segundo porque durante el transcurso de este largo viaje he podido comprobar cómo “Todos” los personajes que han ido apareciendo se aferraban ardientemente a este Mundo, acumulando riquezas y aprovechando al máximo lo que aquí se les ofrecía. Incluidos también los Líderes Religiosos que, aunque se afanaban en predicar esas Doctrinas para que las cumplieran los demás, no desdeñaban “ninguno” de los placeres a su alcance y no demostraban el más mínimo interés en abandonar este lugar, para irse a disfrutar de las delicias de ese hipotético Paraíso del que hablaban.


Está claro que nos han estado engañando miserablemente, ya que este paseo por la Historia me lo ha demostrado, y os puedo asegurar que después de las evidencias que he vivido considero que no existe ninguna posibilidad de equivocación. Bueno, y siguen igual, solamente es necesario observar a nuestro alrededor para darse cuenta.
Hay que considerar que en estos momentos nos hallamos en el año l.476 y en esa época algunas formas de entender la vida eran diferentes, comenzando por la manera de vestir.


Cuando contemplé a las personas que aparecieron delante de mí, me dio la sensación de que habían arrancado los cortinajes de sus casas para cubrirse, pues llevaban unos atuendos que consistían en: Túnicas, Sayos, Tabardos, Jubones y Calzas profusamente recargados y bordados, a modo de vestimenta; Borceguíes o Chapines como calzado y Bonetes, Capelos ó Cofias a modo de tocado.
Unos ropajes barrocos, absolutamente pesados e incómodos, aunque es cierto que provistos de un empaque y de una majestuosa dignidad que mi atuendo no poseía, puesto que yo había aterrizado en aquel lugar con mi pantalón vaquero Levi’s, con mi camisa Lacoste, con mis deportivas Addidas, con mi gorra-visera Nike y provisto de mi reloj-cronómetro Seiko, que si bien es cierto que esas prendas no disponían de aquel Señorío, resultaban mucho más prácticas, cómodas y funcionales sin ningún género de dudas.


Estábamos en Otoño. Inmediatamente me di cuenta, porque el camino por donde discurría el Acontecimiento Funerario estaba alfombrado por una gran cantidad de hojas ocres, rojizas y amarillentas, procedentes de los álamos que bordeaban el camino.
Me diréis que no es necesario ser demasiado perspicaz para darse cuenta de ese detalle, aunque debo de decir que no estaba muy seguro de que las cosas hubiesen podido cambiar tanto a través de los tiempos, como para que la caída de la hoja se produjera en otra Estación, en aquella época.


Podía haber preguntado allí mismo para salir de dudas y no lo hice, de manera que cuando retorné a mi mundo lo hice con la incógnita sin resolver. Sin embargo, estaba en lo cierto, porque una vez concluido mi viaje y después de investigar, debidamente, ayudado por la bibliografía que encontré a mano, tuve constancia de que los hechos habían ocurrido en el mes de Noviembre, por lo que parece ser que, por lo menos desde esa Época la caída de la hoja ocurre en esa Estación.
Quizás no sea un dato muy relevante, pero aunque solamente sea por el tiempo que he invertido y por el trabajo que he dedicado a resolver este asunto, me he permitido poner en vuestro conocimiento los resultados de esta investigación.
Permanecí respetuoso y de pié, observando el paso de la Comitiva y ellos de inmediato repararon en aquella especie de aparición. Al principio la gente no se atrevía a acercarse, pensando que posiblemente se trataba de alguien del otro mundo.


Y en parte tenían razón, aunque pronto se dieron cuenta de que no había venido con intenciones de buscar conflictos de ninguna clase, porque con mi Castellano moderno conseguí hacerme entender. Durante un buen rato estuve robando protagonismo al muerto, al que los integrantes del Cortejo Fúnebre dejaron aparcado a un lado para poder acercarse a curiosear.
Todo eran preguntas. Su obsesión era saber de dónde venía. ¿De dónde procede Vuesa Merced?, preguntaban. Me sentí halagado al ver el Tratamiento del que era objeto, ya que como mínimo me equiparaban a su condición social, por lo menos de momento, hasta que averiguasen quién era yo. Hay que decir que el entierro era de Alta Alcurnia y los integrantes pertenecían a lo más granado de la Sociedad de aquella época.


También les llamó la atención el Anagrama de mi camisa, puesto que no terminaban de identificar de qué clase de Lagartija se trataba, puesto que las que corrían por allí no tenían tantos dientes, ni tan largos. Tuve que hablarles de los Cocodrilos, pero creyeron que era una broma y parecía que no estaban en disposición de que les tomaran el pelo, aunque no era esa mi intención y menos en ese momento tan grave por el que estaban atravesando.
Intenté explicarles que pertenecía al año 20l3; que había realizado un viaje relámpago de estudios hasta la Prehistoria y que a la vuelta, sin saber exactamente por qué, había aterrizado en aquel preciso momento, justamente allí.


Mientras hablaba, observaba sus gestos y pronto tuve la sensación de que no estaban creyendo nada de lo que les estaba contando. Por detrás de la multitud se formaron algunos corros de gente que poco a poco se iba alborotando y pude escuchar algunos comentarios en los que alimentaban la sospecha de que posiblemente el Diablo andaba detrás de todo esto, alentados por los Prelados que encabezaban el Cortejo, que habían visto paralizada la ceremonia por la inesperada visita y se resistían a que el acontecimiento quedara relegado a un segundo plano
Me asusté, porque sabía que en aquella época cualquier cosa que oliera a Azufre era motivo suficiente para que la gente encendiera una hoguera con el fin de quitarse el problema de encima. Tuve que pellizcarme para despertar y salir de allí antes de que se complicaran las cosas. Ellos imagino que pudieron terminar la ceremonia y yo continué mi camino, ya sin posibilidad de retorno en esta etapa.


Continué mi marcha atrás en donde viví todo tipo de situaciones para cuya exposición sería necesaria mucha tinta y mucho papel y que no pienso poner en vuestro conocimiento para que este relato no se convierta en algo eterno. Simplemente voy a sintetizar más adelante estos acontecimientos. Al contrario que de las Eras Prehistóricas, sobre esta época disponemos de gran cantidad de información, aunque es cierto que hay que saber elegir lo que se lee, porque existe mucho Partidismo, y ya sabemos que hay Autores que son muy propensos a arrimar el ascua a su sardina.
Durante esta segunda etapa de mi viaje, he visto como morían miles de individuos afanados en construir unas Tumbas fabulosas; como se esclavizaban a otros, arrebatándoles la dignidad y obligándoles a trabajar sin descanso; como eran quemados en la hoguera, en nombre de Dios otros muchos y como eran mandados a la muerte millones de seres a los que obligaban a luchar contra otros en una serie interminable de guerras y mientras la miseria se apoderaba de una buena parte de la población, unos pocos vivían en la opulencia y sin trabajar, aplastando cualquier signo de rebelión.


Todo esto orquestado por una serie de individuos que se creían tocados por una gracia especial, ¿Divina?, o que simplemente tenían la convicción de que habían sido paridos por otro lado.
Tengo que decir, y en esto se pueden resumir una buena parte de las conclusiones de este viaje a través de los tiempos, que por medio de los poderes que ellos mismos se otorgaron, los que mandan son los únicos que se han divertido a su paso por este mundo, desde el principio de los tiempos hasta hoy y también sé de buena mano, que se sienten cómodos con esta situación, y de que no tienen ninguna intención de dejar que cambien las cosas.


No fui previsor en el momento de planificar este viaje y olvidé llevar conmigo mi Cámara Réflex Digital, con la que podría haber realizado el reportaje fotográfico de mi vida, sin embargo podéis estar seguros de que no me he perdido ni un detalle de lo que he visto y todo ha quedado impreso en mi mente.
En relación con este magnífico viaje debo de confesaros algo, que a mi modo de ver es interesante:
En Abril del año 2013 se imprimió la Primera Edición de POR QUÉ SOMOS TAN IMBÉCILES, en la que se ponen de manifiesto algunas de las circunstancias que intentan explicar ese “Por Qué”, y con las que ciertas personas se van a sentir identificadas, sin embargo tuve constancia de que no había cerrado suficientemente el tema y que podrían existir otras causas. Volví a retomar el tema y me di cuenta de que necesitaba recabar más datos concretos y evidencias palpables para que, al mismo tiempo las conclusiones resultaran incontestables.


Ese constituyó el motivo de esa Odisea, en la que he “vivido” una serie de experiencias de primera mano que hacen que sea imposible decir que no a estos relatos, porque he estado allí y está todo meticulosamente grabado en mi cabeza y en mi Cuaderno de Campo.
Es fundamental obtener datos fiables, porque cuando tenemos necesidad de solucionar nuestros problemas, lo más importante es conocer “Por Qué” se producen. Ocurre, por ejemplo, con nuestra salud: Si nos duele la cabeza o si tosemos, necesitamos saber las causas, ya que se convierte en la única manera de encontrar el remedio.


En este caso que nos ocupa también, y una vez conocidas esas circunstancias, solamente basta con buscar los medios adecuados para solucionar el problema y aplicarlos debidamente, aunque existen diferencias notables en los dos casos mencionados: En el caso de los síntomas que afectan a nuestra salud corporal, si no ponemos remedio debidamente se pueden originar deterioros importantes en nuestro organismo, incluso la muerte.
No ocurre así cuando hablamos de la salud mental, ya que, aunque no la tratemos convenientemente, las consecuencias que se producen no son mortales de necesidad, aunque sí te hacen pasar por este mundo en un estado en el que eso ya no se puede considerar vida, aunque sigas respirando.


Al final, solo quedan dos soluciones: La Primera es no molestarse y dejar las cosas como están y la Segunda consiste en poner los medios necesarios para que este Mundo no solamente sea divertido para unos cuantos, sino procurar convertirlo en un lugar en el que podamos divertirnos todos.
A mí personalmente me parece que vale la pena intentarlo, y pongo en vuestro conocimiento que es posible conseguirlo, aunque no es fácil, porque hemos permitido que las cosas hayan ido demasiado lejos.
He llegado a un punto en el que ya dispongo de información suficiente y de primera mano para comenzar a escribir…
CAPÍTULO PRIMERO Y ÚNICO
POR QUÉ SOMOS TAN IMBÉCILES, paso a paso……..
